Éxito es tener método y utilizar las herramientas de una manera responsable y adecuada.
Kiso es un recio samurái japonés del siglo 12 que simboliza valores como disciplina, método, coraje, lucha y, a la vez, compasión. No es un simple matador en el arte de la guerra, sino el arquetipo de una idea en la que predomina el honor y la búsqueda de la verdad. Kiso encarna como nadie al Competidor Integral, un proyecto educativo basado en principios éticos, pensado para el fútbol pero aplicable en todos los campos sociales. Digamos, un primo hermano del fair play, pero que lo antecede, nos instruye y nos educa para luego aplicar el concepto de juego limpio en la cancha, en la vida.
“Cultura de la aceptación del error, tolerancia con el fracaso, disciplina, respeto, concentración, trabajo en equipo, método” son algunas de las columnas que sostienen el ideario del ‘Competidor integral’.
¿Qué es el ‘Competidor integral’? Un desarrollo de Carlos Alberto Plata, abogado santandereano experto en patentes, además de uno de los mayores coleccionistas privados de objetos de fútbol en el mundo. Algunos dicen “el mayor”, él prefiere bajar el tono: “Uno de los tres”. Plata posee piezas antiguas de excepcional valor histórico e impecable estado, desde balones del siglo 19 a camisetas originales de glorias de este juego, pasando por botines, medallas, documentos, etcétera, todo debidamente certificado. Más que una colección, es un museo-laboratorio. Acervo que dejó pasmado al mismo presidente de la Fifa, cuando visitó Colombia. Gianni Infantino no lograba asumir lo que vio, algo que ni siquiera la Fifa posee.
Más allá de su afición, Plata ha reunido un cúmulo de silogismos que conforman los ‘hitos de Kiso’, un manual del nuevo liderazgo, creado entre otros fines para la reformulación de la propia Fifa y de la dirección del fútbol hacia un camino más deportivo y honesto. Más que un código de conducta, el ‘Competidor integral’ intenta ser una cultura de la deportividad.
—¿Cuándo nació? –le inquirimos. —Cuando Colombia desistió de organizar el Mundial ‘86. Ese discurso de 99 palabras de Belisario Betancur me impactó tanto, me dolió de tal modo que entendí que debíamos hacer algo los colombianos para cambiar, y que debía necesariamente hacerse desde la formación. Ahí nace la idea del ‘Competidor integral’, que no es sino un manual de liderazgo moderno.
En un mundo donde prima la audiencia y en el cual el éxito parece ser el único puerto deseable, Kiso advierte que “No hay triunfos absolutos ni derrotas definitivas… Éxito es tener método y utilizar las herramientas de una manera responsable y adecuada”.
“Si eres un competidor integral, no engañes al juez, no lo induzcas al error, no simules ser víctima y no finjas dolor”. “No aceptar el error, no corregirlo y reincidir es un autoengaño que alimenta el círculo vicioso”.
“El competidor integral no le mendiga victorias a la suerte. Confía en el conocimiento de sí mismo y en sus propias habilidades, es consciente de que errar, caer y volver a empezar es parte de la vida y del aprendizaje”.
“Tu percepción puede estar nublada por los prejuicios, por los afectos o por la ansiedad. La falsa percepción, el falso raciocinio, la falsa deducción y la falsa conciencia son el desgobierno de la mente. La indisciplina, la desconcentración, el autoengaño y la falta de foco son el desgobierno de la voluntad”.
El ‘Competidor integral’ se estrenará en 2017 como asignatura regular en la Universidad Sergio Arboleda. Justamente fue presentado en esa casa de estudios el pasado 3 de octubre con la estelar presencia del presidente de la Fifa.
Infantino lo definió como “Un proyecto apasionante. El fútbol es como la vida, una escuela. Se aprende a estar con un equipo, con otras personas, se aprende a ganar, a perder, se conoce la alegría, la derrota, la tristeza total”. El dirigente suizo-italiano anunció que desea incorporar el ‘Competidor integral’ a los programas de desarrollo de la matriz del fútbol.
“A través del fútbol también se educa”, destaca el rector de la Universidad Sergio Arboleda, Rodrigo Noguera Calderón. “Esto hace parte del proyecto académico de la universidad, que fue concebido sobre la enseñanza transversal de todas las disciplinas y que hemos denominado el humanismo cristiano, la cultura, la formación del ser humano en la ética, en su talento”, sostiene Noguera. La transversalidad de la que habla se refiere a que el ‘Competidor integral’ es aplicable a todas las carreras ya que es una nueva toma de conciencia basada en la deportividad y en la lealtad con el oponente.
Hubo un Kiso contemporáneo y cercano que corporizó toda la bravura del guerrero asiático junto a su alto sentido ético: Carles Puyol, el extraordinario zaguero del FC Barcelona. Puyol, posiblemente la antípoda de la exquisitez en el juego, fue la viva representación del músculo; sin embargo, es uno de los mejores centrales de la historia por espíritu de combate, aplicación en la marca, liderazgo, fuerza, velocidad, voluntad, concentración, actitud.. Le iba la vida en cada cruce, en cada cabezazo (“Es capaz de poner la cabeza donde otros no se animan a meter el pie”, lo retrató con acierto su colega de puesto Franco Baresi). Pero mucho más que sus cualidades futbolísticas, sobresalían su limpieza ejemplar, su hidalguía en el campo. Pocas veces la cinta de capitán encontró un brazo mejor. Puyol emocionaba, pero era uno solo; el fútbol necesita más Puyoles, en el campo y, especialmente, en los escritorios.
JORGE BARRAZA
EL TIEMPO
10/01/2017