En Colombia, emprendedores de rebusque

Es manifiesta la incapacidad de Latinoamérica de incidir en la agenda tecnológica mundial y de transformar las reglas de juego. América Latina es un gran mercado pero no llega al 5% del valor agregado, a nivel mundial, de industrias y servicios con tecnologías intensivas en conocimiento.

En el mundo hay más de 20.000 Instituciones de Educación Superior (IES) y no hay una sola universidad latinoamericana entre las 120 primeras, según Times Higher Education de Londres. Si bien Latinoamérica representa cerca de 9% de la población mundial y su producto representa algo más de 8% del producto interno bruto global, no llega a 4% de las publicaciones científicas registradas mundialmente ni alcanza 0,2% de las patentes otorgadas por la secretaría de Comercio de los Estados Unidos.

Entre las veinte mejores universidades de Latinoamérica la única universidad colombiana es la Nacional en el puesto número 13.

En cuanto a las Universidades Colombianas y, de acuerdo con QS World Ranking 2013, la Universidad de los Andes aparece de cuarta en América Latina después de la Universidad de Sao Paulo (USP), la Pontificia Universidad Católica de Chile y la Universidad Estadual de Campinas. La Universidad Nacional aparece en el puesto 9.

El puesto 11 lo ocupa la Universidad ICESI. En el puesto 12, se ubica la Universidad Tecnológica de Pereira que ocupa el puesto 2.181 en el ranking mundial. El puesto 13 es para la Universidad Industrial de Santander que está en la posición 2.207 en el ranking mundial.

La Universidad Nacional es la única Universidad Colombiana que aparece entre las  primeras quinientas del mundo. La Universidad de los Andes y la Universidad de Antioquia están entre las primeras 1.000.

En lo referente a la titularidad de patentes que fueron otorgadas a universidades colombianas, la misma se concentra especialmente en la Universidad Nacional, la Universidad de Antioquia, la Universidad Tecnológica de Pereira, la Universidad del Norte, EAFIT y la Universidad Javeriana.

Se destacan investigaciones relacionadas con tecnologías de información y telecomunicaciones, filtros, implantes en los vasos sanguíneos, prótesis ortopédicas, dispositivos anticonceptivos, vendajes, recuperación de pacientes con labio leporino y paladar hendido, tratamientos y protección de ojos y oídos, tecnologías de revestimiento y química de materiales.

Debemos aprovechar nuestra diversidad y aprender a gestionar, administrar y gerenciar conocimiento. La creatividad, la universidad, el laboratorio, el emprendimiento y el medio ambiente, también son eslabones de la misma cadena.

La confianza inversionista debe ir más allá de aprovechar un mercado o la explotación y comercialización de los recursos naturales no renovables; debe generar una contrapartida en inversión para investigación básica y aplicada que se materialice en tecnologías que permitan el uso racional de esos recursos naturales y una relación realmente armónica con la naturaleza para evitar que se siga presentando tanta degradación ambiental.

Es claro que faltan muchos investigadores con doctorados, con maestrías o especializaciones pero no hay que olvidar que en Colombia predominan los autodidactas, los empíricos y los tecnólogos. Se requiere, además, generar una plataforma para facilitar el emprendimiento innovador de cientos de tecnólogos que no tienen acceso a crédito, laboratorios, acompañamiento legal ni, mucho menos, a asesoría para acceder a mercados internacionales.

Realizamos no pocas sesiones con grupos de tecnólogos innovadores, investigadores autodidactas y emprendedores empíricos de diferentes regiones del país para entender un poco mejor por qué tenemos indicadores tan modestos en trámite de patentes y en innovación. Entre los investigadores, un alto porcentaje comparte las mismas preocupaciones y frustraciones.

Más de 95% de las patentes otorgadas en Colombia corresponden a títulos solicitados por no residentes, lo que refleja un bajo coeficiente local de invención competitiva. No hemos logrado que ese “know how” o las “externalidades” hayan sido suficientemente aprovechadas en términos de transferencia de tecnología y transformación en productos nuevos con la etiqueta “home made”.

Hay barreras culturales que hay que superar y es necesario mejorar la comunicación y la interacción entre las universidades, los investigadores con doctorados y los emprendedores autodidactas, empíricos y tecnólogos.

El Sena está empezando a jugar un rol importante y seguramente con el desarrollo de la Ley 1286 de 2009 y el fortalecimiento del Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología, se avanzará, si se logran interpretar las tendencias y sensibilidades del mercado.

Con un grupo de empresarios nacionales y extranjeros, estamos trabajando en un proyecto de mega laboratorio de competitividad y valor agregado para generar, administrar y gerenciar conocimiento.

Nuestra experiencia nos ha permitido valorar enormemente el talento nacional y, lo que veíamos  imposible de realizar hace quince años, como era consolidar una innovación radical, una verdadera ruptura con muchos paradigmas tecno – económicos y de mercado, se está logrando con el apoyo de un grupo interdisciplinario y, si se quiere, bastante heterogéneo de profesionales, tecnólogos y de innovadores.

No pocos de estos emprendedores que hemos podido conocer y con quienes hemos compartido experiencias vienen de la microeconomía del rebusque. La falta de laboratorios y de crédito se convierten en carburante de muchas inequidades. Todo se termina resumiendo en crédito, laboratorios, creatividad, valor agregado, mercado, equidad, calidad de las patentes y gerencia del talento humano.


Carlos Alberto Plata Gómez

Abogado y titular de varias patentes internacionales
Diario La República
Miércoles, Noviembre 27, 2013

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